La comunicación imposible

Intentos y otros

01 marzo, 2007

La música en su sitio: Sobre cantautores, músicos de trova y otros falsos p(r)o(f)etas


La visita al Perú del cantautor cubano Silvio Rodríguez, tótem sacro de la nueva trova, ha puesto de manifiesto una vez más la grave confusión existente alrededor de los límites de los géneros musicales-literarios. Obnubilados por su admiración a Rodríguez, no pocos lo han ungido como poeta. Otro tanto ocurre con sus análogos Pablo Milanés, Joaquín Sabina o Joan Manuel Serrat. Pero la pregunta de fondo es: ¿son estos cantautores realmente unos poetas?

Ya lo había advertido, en 1936, el filósofo alemán Johannes Pfeiffer: “La poesía es arte que se manifiesta por la palabra, como la música es arte que se manifiesta por los sonidos”. Tales son las primeras líneas de su difundido breviario “La poesía” (Fondo de Cultura Económica, México, 1959).
No le faltaba razón: no todo lo que se escribe (o publica) en yambos cortados es poesía. Ergo: las letras de las canciones no son poemas. Aunque esto llame a lamentos a los fanáticos de Silvio, Pablo, Sabina o Serrat. Que a estos caballeros se les llame poetas por hacerles un cumplido, pase, pero de allí a creer que sí son poetas (e incluso que publiquen libros bajo este rubro agrupando sus canciones) es un abuso.
Los que sostienen tales agravios a la poesía deberían atender la confesión del escritor español Enrique Vila-Matas, quien aguantando la respiración admitió que no siente pena por no escribir poesía.
"No tengo ningún sentimiento de desgracia por no ser poeta. Pasada la angustia inicial de no ser poeta, ahora no tengo ningún problema, porque tengo una mirada poética sobre lo que cuento. Otra cosa es que practique la poesía", dijo a Efe durante el encuentro Correntes d’Escritas, celebrado hace unas semanas en Portugal.
Pero por estos subdesarrollados reinos hay quienes no quieren entender que la poesía es un género literario proveniente de la lírica, cuya composición admite una musicalidad intrínseca y se basta con la palabra escrita. Las letras de las canciones, en cambio, están aherrojadas a la melodía y forman parte indisoluble de las mismas. Que las podamos leer en las fundas de los cedés no las convierten en poemas.
Quizá la razón de tan confusa gresca se deba a los orígenes del género. La poesía nació en forma de canción para servir como una invocación musical de carácter mágico-religioso. En Grecia antigua la poesía estuvo ligada a la música y ni una cosa ni la otra existían independientemente. Es en la Edad Media que el género empieza a perfilarse como escrito, aunque aún conservaba reminiscencias de su pasado musical. No otra cosa son las figuras de sonido, como la rima, usada quizá con fines mnemotécnicos. El desarrollo de la imprenta, a su vez, acentuó los confines de la poesía como género escrito.
Los propios poetas, con más arte que ciencia, al dar definiciones ingeniosas de su labor –inefable por lo demás— quizá hayan contribuido a desparramar confusiones y hacer creer al lego que toda frase provista de cierta “profundidad” es poesía. Dylan Thomas solía decir: “Estoy de acuerdo en que las canciones de music-hall pueden ser poesía, y de la buena –también las coplas de salón o bodega--, pero no creo que los versecillos de las galletas lo hayan sido jamás”. Esto, claro está, es pura ironía, no una frase para fundamentalistas.

AH, ESOS MÚSICOS

Pero la más audaz incursión de un género dentro del otro la ha protagonizado el español Joaquín Sabina al editar varios libros que pasan por poesía, como “Ciento volando” (2001, editorial Visor, España), aunque aquí la materia del libro la componen sonetos de desigual efecto. A este volumen le han seguido los que compilan sus trovas (por ejemplo “Con buena letra” I y II), que sus seguidores, despistados, toman también por poesía.
Por amistad y quizá genuina admiración, un poeta español hecho y derecho como Luis García Montero prologa “Ciento volando”, trasvasando, sin querer, su fama poética al cantautor, aunque se cuida de licuar las fronteras entre poesía y canción.
García Montero dice de Sabina que “Sus saberes literarios, sus lecturas de Quevedo o de César Vallejo, le facilitaron los recursos imprescindibles para escribir algunas de las mejores canciones de la segunda mitad del siglo XX, pero también le hicieron comprender las diferencias que hay entre un poema y una canción”. Aunque inmediatamente incurre en la permisividad, al señalar que: “Sabina es cantante y poeta. Por ajustar más: no un cantante metido a poeta, sino un poeta metido a cantante”. García Montero alude aquí al pasado “poético” del cantautor, de trascendencia insignificante por lo demás: el volumen “Memoria del exilio” (Londres, 1976), que Sabina usó más tarde para su primer álbum.
Pero, dándole la contra a sus prosélitos, en la biografía sobre Sabina que ha realizado Javier Menéndez Flores, el mismo compositor establece las diferencias entra letra de canción y poema: “No me engaño sobre estos textos: fueron escritos para ser cantados. Me temo que leídos resulten desabridos como puchero de pobre; echan de menos la voz y la guitarra. El exilio y la impotencia son culpables de que se editen en forma de libro...”. Más claras ni las mañanas.

NUEVA TROVA, VIEJO TRUCO

La siempre arbitraria y consultadísima enciclopedia on line Wikipedia, cuya autoría y responsabilidad intelectual es anónima, opina con dudosa sapiencia que Silvio Rodríguez es “Músico, poeta y cantautor cubano”. ¿Poeta dijo? Sí, y lo repite aporreando todos los tratados serios sobre el carácter de la poesía: “Silvio es un poeta en todo el sentido de la palabra. Su poesía es lúcida, inteligente, capaz de llevar a la movilización y a la conciencia social”, Ah, ya.
Que el vulgo crea semejantes necedades es una cosa, pero que entendidos en la materia como Mario Benedetti opinen que Silvio Rodríguez es el "poeta que canta" (tal como figura en una publicación de Radio La Habana), sólo podemos tomarlo como un elogio, no como un axioma. Otro tanto ha ocurrido con Pablo Milanés, el otro cubano cultor de la Nueva Trova, que también ha sido traído y mal llevado como “poeta”.
Pero, felizmente, hay cubanos sapientes que han puesto la música en su sitio. En el “Diccionario de la música cubana” (Letras cubanas, Cuba, 1981), el musicólogo y estudioso Helio Orovio clasifica a Silvio y Pablo como compositores y no como poetas. En la misma ruta, otro estudioso cubano, Leonardo Acosta, señala enfático que la Nueva Trova no desciende del trovador provenzal (antecesor de la lírica) ni del griot africano, el antiguo trovador de ese continente, sino de la trova tradicional cubana, un movimiento musical mas no poético. Y Acosta fija un claro antecesor del movimiento musical cubano: el compositor, cantante y guitarrista Sindo Garay (1867-1968); sí señores, un músico, no un poeta. Lo dice en su libro “Del tambor al sintetizador” (Letras cubanas, Cuba, 1983).
Parece que muchos seguidores de la Nueva Trova no se resignan a que sus cultores sean sólo unos extraordinarios compositores y músicos; quieren para ellos la medalla de poeta. Mala suerte, no les corresponde.
Otro más a quien persigue el espejismo de una dudosa condición de poeta es el español Joan Manuel Serrat. Con él ocurre que obtuvo una celebridad ecuménica gracias a dos discos “literarios”; en 1968 con “Dedicado a Antonio Machado” y en 1972 con “Miguel Hernández” dedicado al poeta español. Pero confesemos, en honor al talento, que hay letras que nos dejan perplejos. Es el caso de “Mediterráneo”, una composición de Serrat para el disco del mismo nombre, cuyas alturas están casi a la par de la poesía.
Para finalizar, un consejo. No hay que hacerle caso del todo a los poetas, pues si nos apegamos a la universal rima de Gustavo Adolfo Bécquer: “¿Qué es poesía?, dices mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul. / ¿Que es poesía?, Y tú me lo preguntas? / Poesía... eres tú”, poesía somos todos, pero no es así. Una pena.

ENRIQUE SÁNCHEZ HERNANI
(Publicado en el suplemento El Dominical, del diario El Comercio, el 25 de febrero último)

7 Comentarios:

  • A la/s 1/3/07 2:14 a. m., Blogger BrianLaesch.com dijo...

    Hola! Muy bueno blog.

    Here is me:

    youtuberoast.com

     
  • A la/s 1/3/07 11:29 a. m., Blogger drfloyd dijo...

    a ver, totalmente de acuerdo que los cantantes no son poetas por derecho natural, son CANTANTES, musicos a lo mas. Siempre me ha generado desconfianza la gente que llama poeta a un cantante, sobre todo si se trata de Silvio. Sin querer ofender pero SILVIO?!.
    Creo que las letras de las canciones o lo que escriben los compositores tiende a dos soportes: palabra y musica los cuales se complementan pero no van de la mano; en cambio estos dos soportes en poesia se encuentran indisolubles en la palabra y el ritmo de las mismas. Hay ademas una relacion afectiva que no necesita la letra de cancion, por este mismo motivo podemos ver por ejemplo que es mas frecuente en las canciones abusar del sentimentalismo para poder transmitir algo comprensible. En poesia esto ultimo no solo no es necesario, sino que es un obstaculo para la creacion poética que busca la sintesis y no la abundancia de palabras.
    Eso.
    Pero tengo que reconocer: Leo Férré tiene letras que si son poemas (cf. su libro Marie-Jeanne).

     
  • A la/s 5/3/07 3:42 p. m., Blogger Julio Pérez Luna dijo...

    ¡Genial! Lo único que no me perece es que lo haya escrito Kike antes que yo (que ya había bocetado algo para RAN-KING), je. Existen poemas fantásticos y letras de canciones que te dejan perplejo, maravillado. Las dos valen, pero, como dice tu padre, cada una en su lugar, sin transfuguismos.
    Quiero ramificar un poco el tema. Alguien me dijo alguna vez que “Mr. Tambourine Man” es la mejor canción de Bob Dylan. ¿Por qué?, pregunté. “Porque tiene la mejor letra”, decretó mi despistado interlocutor. Hay letras que acompañan maravillosamente a una canción, pero solo eso. Es decir, una letra es solo uno de los múltiples elementos que forman una canción, la que, de por sí, ya es una parte de La Música (existe música instrumental, de diversos géneros y tan buenas como las melodías con texto).
    Me explico mejor. En una composición musical, como “Mr. Tambourine Man” (usémosla de ejemplo), tenemos ritmo, desarrollo, timbre, armonía y melodía. En la grabación de 1965 (recordemos que toda grabación es única por naturaleza, lo cual disminuye más aún la importancia del texto), que salió editada en su disco “Bringing It All Back Home”, Dylan interpreta la canción con una guitarra acústica, una armónica y su voz. Estos tres instrumentos llevan a cabo el ritmo, el desarrollo, el timbre, la armonía y la melodía. Recién ahora entra en materia el texto, que, como dice Kike, está creado para acompañar correctamente la canción, (por eso la rima, el ritmo y el tamaño). Finalmente, el escrito es transformado en sonido por la voz.
    Al final, una buena letra de canción es la que, disponiendo correctamente de las letras vocales, encaja bien en una melodía e interpretación (si su belleza, o desarrollo intelectual, o punto de vista sobre el mundo te deja maravillado, mucho mejor, claro). Sin embargo, es más importante que la canción, en total, sea buena, aunque el cantante grite barrabasadas, o susurre tiernamente “baby, baby”, o repita hasta el infinito “Why don’t we do it in the road” (“¿Por qué no lo hacemos en la carretera?”) o diga “Then take me disappearin' through the smoke rings of my mind, down the foggy ruins of time, far past the frozen leaves, the haunted, frightened trees, out to the windy beach, far from the twisted reach of crazy sorrow” (“Luego hazme desaparecer, tras los anillos de humo de mi mente, bajo las brumosas ruinas del tiempo, más allá de las hojas heladas, de los encantados árboles asustados, fuera de la ventosa playa, lejos del funesto alcance, de la loca tristeza”).

     
  • A la/s 5/3/07 7:54 p. m., Blogger Diego Alonso Sánchez dijo...

    Hermano, nunca más correcto y académico que hoy. Es tu oficio; zapatero a sus zapatos. ´
    Todavía puedes deleitarnos en http://ran-king.blogspot.com/
    con esas fórmulas que nos traen las buenas canciones.
    Gracias por el extenso comment.

     
  • A la/s 16/11/07 9:26 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

    ...Y mi pregunta filosófica a este hombre de preclara mente, autor de tan sesudo pseudo ensayo, es la siguiente...¿Antonio Machado no escribió poesía, dado que Joan Manuel Serrat se dedicó después a ponerle música? El argumento hiper cuadriculado de "cada cosa en su lugar", se cae por su propio y ridículo peso... Y mi otra pregunta es:¿no tiene una musicalidad intrínseca ningún verso de Silvio Rodríguez?Mmmm...tal vez sea que, como dijo algún "poeta" no se haya hecho la miel para la boca (oídos en este caso) del asno... Y aún tengo más preguntas para tan erudito auditorio:viendo la vasta cultura que exhiben en sus posts, ¿consideran que saben más de la poesía que los propios poetas (benedetti, Garcia Montero...)?
    Lo cierto es que leer tanta retórica puntillosa y fundamentalista hecha con el objeto de arrebatar el nombre de "poeta" a hombres que en muchos casos han escrito letras para acompañar melodías, que han sido infinitamente más bellas que esos "poemas ortodoxos"de esos que son "sin música"...da la sensación de que existen frustraciones personales disfrazadas de ACADEMISMO pedante y...del todo fútil.
    No hay más que leer algún poema de Machado, y a continuación leer algo de lo mejor del mismo Silvio... Figuras retóricas, métrica, profundidad...¿qué le falta a Silvio Rodríguez para "merecer" el calificativo de poeta? No le falta NADA, por que Silvio escribe POESÍA. Lo que le sobra a Silvio, o a Joaquín Sabina, es sencillamente gente con ínfulas de ratón de biblioteca y con silenciosos anhelos de rozar sus talentos, que están dispuestos a ponerlos a parir en cualquier blog... Tienen más de esos que de inventiva...que ya es bastante.

     
  • A la/s 16/11/07 10:24 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

    Dando una vuelta por el blog, parece que la luz se va abriendo paso entre la nebulosa de mi ignorante y plebeyo pensamiento,y...decididamente,tras leer esas piezas que se exhiben en ellas en honor de la amistad (unos versillos sobre la A yla Z y otros escritos por un prepúber precozmente angustiado por las hondas simas de amargura que alcanza esta vida cruel,ah,oh,ah...), dos certezas se me presentan:
    a)Es perfectamente comprensible que ciertos comentarios jaleen la necedad de el post que habla de falsos poetas (...): la amistad es un bello sentimiento.Pero,sinceramentamte...entiendo muuuuucho mejor la amistad de Benedetti y Garcia Montero haciaSilvio y Sabina,que la de Julio hacia Diego,jajaj!! Aunque la verdad;tiene su mérito:es mucho más fácil defender los POEMAS de esos dos que aplaudir las mediocridades hilarantes que se leen aquí.

    B)La envidia o fatídico sentimiento de "querer y no poder",propicia acontecimientos tan molestos como el hecho que uno se vea obligado a leer estupidas disquisiciones bizantinas a las que fácilmente se podría finiquitar de un cerrojazo en forma de verso:

    "He puesto filo al anhelante corazón.
    Arrojo estrellas a mecharse contra vientos.
    El viento ha desencadenado la canción y la canción de hoy me sabe a juramento..."

    Mucho mas profunda la A y la Z,dónde va a parar...

     
  • A la/s 17/11/07 7:04 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

    Qué alegría han sentido mis vísceras leyendo estos últimos comments de mi estimado –y muy bien enterado lector- “Anónimo”.
    Bueno pues, resulta bastante tedioso responderle a un anónimo sus preguntas, pero ya que ha venido a hacerlas en mi blog, me daré la libertad.
    1) “¿Antonio Machado no escribió poesía, dado que Joan Manuel Serrat se dedicó después a ponerle música?”
    No pues. Entonces Machado compuso para Serrat, ¡primera noticia! O será que mi obtuso amigo anónimo pensará que Machado al escribir los poemas, que luego musicalizó Serrat, estaba pensando que en un futuro (¿lejano? ¿cercano?) serían coreados en recitales de trova. Para adivinos hemos tenido otros poetas. La composición musical necesita de un acoplamiento entre instrumento y letra, para que funcionen juntos adecuadamente. Si alguien musicaliza un texto lo modifica, construyendo una melodía posible de ser acompañada por instrumento.
    2) “¿no tiene una musicalidad intrínseca ningún verso de Silvio Rodríguez?”
    Ja. La musicalidad de la que hablas, si te refieres a la melodía interna del poema, no tiene nada que ver con la composición de una canción. Eso es evidente. Los poemas de Javier Heraud tienen una melodía poderosa, pero no por eso pueden ser cantados sus poemas tal como los escribió. Por eso a los eventos de lectura de poesía se les llama recitales, no conciertos.
    3) “¿[los comentaristas y el autor] consideran que saben más de la poesía que los propios poetas (benedetti, Garcia Montero...)?”
    Nop. Por lo menos yo no creo saber más que Benedetti (dios me libre). En todo caso estoy seguro que ni Benedetti ni García Montero se consideran compositores. No hay que saber mucho para darse cuenta de eso.
    4) “Figuras retóricas, métrica, profundidad... ¿qué le falta a Silvio Rodríguez para "merecer" el calificativo de poeta? No le falta NADA, por que Silvio escribe POESÍA.”
    Y luego me dices ortodoxo a mí. Las figuras retóricas, la métrica y la “profundidad” (¿qué será eso? explíqueme por favor) no hacen a la poesía. Entonces ni Andre Breton, ni Xavier Abril, ni Emilio A. Westphalen escribieron poesía entonces. Ja.
    Yo no dudo que Silvio Rodríguez escriba poesía, pero su poesía no la canta.
    Ojo “por que” es de exclamación o de pregunta (y se tilda sobre la “e”); ¿no te estarás referiendo a “porque”?

    Bueno, qué decir de tus explosiones emotivas señor “Anónimo”. Nada, solo agradecer tu tiempo (¿perdido? siempre me pregunto) y tu buena disposición a entender las cosas.
    Ah! Claro, también hay que agradecerle a gente como tú que pone el apelativo de “poeta” a personalidades talentosas e importantes. Por eso casi se ha vuelto esta palabra un sinónimo de DIOS.
    Un halago.

     

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